Rather Listen?
Welcome Back! Today, we’ll be looking at the Gospel of Luke to see how God’s ways can significantly different from our ways.
So let’s dive in.
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Luke 2:1-7
Now in those days a decree went out from Caesar Augustus, that a census be taken of all the inhabited earth. This was the first census taken while Quirinius was governor of Syria. And everyone was on his way to register for the census, each to his own city. Joseph also went up from Galilee, from the city of Nazareth, to Judea, to the city of David which is called Bethlehem, because he was of the house and family of David, in order to register along with Mary, who was engaged to him, and was with child. 6 While they were there, the days were completed for her to give birth. And she gave birth to her firstborn son; and she wrapped Him in cloths, and laid Him in a manger, because there was no room for them in the inn.
My Thoughts
When we consider the circumstances surrounding Jesus’ birth, it seems remarkably “inefficient” from a human perspective. Joseph and Mary had to travel a long distance – around 80 miles over rough terrain – for the census, only for Mary to give birth to the Son of God in a humble manger because there was no room at the inn. This stark contrast between the King of Kings being born in such meager conditions highlights the fact that God’s ways of operating are vastly different from our own ideas of efficiency and what is “appropriate” for the arrival of the Messiah.
Just as the earthworm cannot comprehend the intricacies of trigonometry, our limited human minds struggle to fully grasp the higher purposes and methods of an infinite God. Isaiah 55:8-9 reminds us that God’s thoughts and ways are infinitely above our own – what may seem inefficient or even disappointing to us is actually part of a greater, more perfect plan.
My Story
I had a close friend named Steve who was a prominent leader in global missionary movements. He had witnessed incredible gospel breakthroughs in many parts of the world through his pioneering work. When Steve was diagnosed with cancer, we all rallied to pray fervently for his healing, convinced that he was essential for continuing to advance God’s kingdom work. Surely, I thought, God would want to preserve this influential leader’s life and ministry.
However, in God’s sovereign timing, Steve passed away from the cancer. I was devastated and deeply disillusioned. How could God allow such a tragedy to befall one of His most effective servants? Didn’t He realize how vital Steve’s work was for reaching the nations? I really struggled to reconcile this loss with my understanding of God’s goodness and power.
It was in this painful season that I had to confront the reality that my thoughts and ways were simply not on the same level as God’s. Just as the birth of Jesus in a manger confounded human expectations, so too did the premature death of my friend challenge my assumptions about how God accomplishes His purposes. Clinging to the truth of Isaiah 55:8-9, I had to humble myself and submit to the higher wisdom of the Almighty, even when it didn’t make sense from my limited perspective.
Our Action Plan
Now we’ll look at some ideas on how to help us as disciple-makers help disciples see God’s plans as much better than our plans.
- Recognize ourselves as disciple-makers, not the ones in control of efficiency.
- Address the disappointment and disillusionment that those we disciple may face when God’s ways don’t align with our expectations.
- Explain biblically how God’s efficiency is different from ours, drawing from examples like the nativity and my personal story.
- Study the Scriptures to gain a deeper understanding of what God’s efficiency looks like, and share those insights with those we are discipling, helping them to trust in His sovereign plan even when it differs from our own.
Though God’s ways may often seem inefficient or disappointing from a human standpoint, we must trust that His thoughts and methods are infinitely higher than our own. As disciple-makers, our role is not to question God’s plan, but to humbly submit to it and help others do the same, even in the face of divine disappointment.
Nuestros caminos versus los caminos de Dios #10
¡Bienvenido! Hoy, veremos el Evangelio de Lucas para ver cómo los caminos de Dios pueden diferir significativamente de los nuestros.
Así que vamos a sumergirnos.
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Lucas 2:1-7
Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Mis Pensamientos
Cuando consideramos las circunstancias que rodearon el nacimiento de Jesús, parece notablemente “ineficiente” desde una perspectiva humana. José y María tuvieron que viajar una larga distancia, alrededor de 80 millas sobre terreno accidentado, para ir al censo, solo para que María diera a luz al Hijo de Dios en un humilde pesebre porque no había lugar para ellos en la posada. Este marcado contraste entre el hecho de que el Rey de Reyes haya nacido en condiciones tan precarias pone de relieve el hecho de que las formas de operar de Dios son muy diferentes de nuestras propias ideas de eficiencia y de lo que es “apropiado” para la llegada del Mesías.
Así como la lombriz de tierra no puede comprender las complejidades de la trigonometría, nuestras limitadas mentes humanas luchan por comprender completamente los propósitos y métodos más elevados de un Dios infinito. Isaías 55:8-9 nos recuerda que los pensamientos y caminos de Dios están infinitamente por encima de los nuestros: lo que puede parecernos ineficiente o incluso decepcionante es en realidad parte de un plan más grande y perfecto.
Mi Historia
Tenía un amigo cercano llamado Steve, que era un líder prominente en los movimientos misioneros globales. Había sido testigo de increíbles avances evangélicos en muchas partes del mundo a través de su obra pionera. Cuando a Steve le diagnosticaron cáncer, todos nos unimos para orar fervientemente por su curación, convencidos de que era esencial para continuar avanzando en la obra del reino de Dios. Seguramente, pensé, Dios querría preservar la vida y el ministerio de este influyente líder
Sin embargo, en el tiempo soberano de Dios, Steve falleció a causa del cáncer. Estuve devastado y profundamente desilusionado. ¿Cómo pudo Dios permitir que tal tragedia le sucediera a uno de sus siervos más eficaces? ¿No se dio cuenta de lo vital que era la obra de Steve para alcanzar a las naciones? Realmente luché por reconciliar esta pérdida con mi comprensión de la bondad y el poder de Dios.
Fue en esta temporada dolorosa que tuve que enfrentarme a la realidad de que mis pensamientos y caminos simplemente no estaban al mismo nivel que los de Dios. Así como el nacimiento de Jesús en un pesebre confundió las expectativas humanas, la muerte prematura de mi amigo también desafió mis suposiciones sobre cómo Dios logra sus propósitos. Aferrándome a la verdad de Isaías 55:8-9, tuve que humillarme y someterme a la sabiduría superior del Todopoderoso, incluso cuando no tenía sentido desde mi limitada perspectiva.
Nuestro Plan de Acción
Ahora veremos algunas ideas sobre cómo ayudarnos a nosotros, como hacedores de discípulos, a ayudar a los discípulos a ver los planes de Dios como mucho mejores que los nuestros.
1. Reconozcamos nosotros mismos como hacedores de discípulos, no como los que controlan lo que se considera eficiente.
2. Abordar la decepción y la desilusión que aquellos a quienes discipulamos pueden enfrentar cuando los caminos de Dios no se alinean con sus expectativas.
3. Explicar bíblicamente cómo la eficiencia de Dios es diferente de la nuestra, basándonos en ejemplos como la natividad y mi historia personal.
4. Estudiar las Escrituras para obtener una comprensión más profunda de cómo se ve la eficiencia de Dios, y compartir esas percepciones con aquellos a quienes estamos discipulando, ayudándoles a confiar en Su plan soberano incluso cuando difiere del suyo.
Aunque los caminos de Dios a menudo pueden parecer ineficientes o decepcionantes desde un punto de vista humano, debemos confiar en que Sus pensamientos y métodos son infinitamente más altos que los nuestros. Como hacedores de discípulos, nuestro papel no es cuestionar el plan de Dios, sino someternos humildemente a Él y ayudar a otros a hacer lo mismo, incluso frente a la decepción divina.
Translation by Norma Klingler