Index for all posts in the Gospel Sync Series
Welcome Back! Today, we’ll be looking at the Gospel of John and pondering the announcement of Jesus’ physical departure.
So let’s get started.
(Click here to get a copy of the Gospel Sync document)
John 7:32-36
When the Pharisees heard the crowd whispering these things about Jesus, they and the chief priests sent officers to arrest Him. So Jesus said, “I am with you only a little while longer, and then I am going to the One who sent Me. You will look for Me, but you will not find Me; and where I am, you cannot come.” At this, the Jews said to one another, “Where does He intend to go that we will not find Him? Will He go where the Jews are dispersed among the Greeks, and teach the Greeks? What does He mean by saying, ‘You will look for Me, but you will not find Me,’ and, ‘Where I am, you cannot come’?”
My Thoughts
Jesus’ statement about His departure created a lot of confusion to say the least. Of course we have the advantage of looking in the rear view mirror and know that He was talking about His death and ultimately His ascension to the Father. As I think about those in the crowd who heard this I wonder how they felt after His death. I’m sure there was still confusion as to what He was saying to them in this passage but the fact that He was gone was pretty evident to all after the crucifixion and ascension.
I can imagine three sets of people. Those who were glad He was gone or didn’t care. Those who wished they had gotten to know Him better. And those that knew Him well and were grieving the loss of the physical presence of their Master and friend.
The first group of people are marked by hostility toward God or ambivalence. Some were even “religious” and yet when Jesus was finally out of the picture they could go back to the same dead rituals they were practicing without Him meddling in their affairs. For the ambivalent, life as usual, the deadness of spirit without even knowing they were dead.
The second group is struggling with “should’ve, would’ve, could’ve.” They missed the boat. The opportunity of knowing the Messiah in person had passed them by. Oh, they could say they saw Him, heard Him teach, or even had Him cast out their demons but did they really know Him. There’s the ache of knowing you missed something big but can’t even describe what a huge privilege it would have been to really get to know Him.
And then there’s the third group of people. Those disciples that got to know the real Jesus. They ate with Him, walked the dusty roads together, slept under the stars, rocked the boat both literally and figuratively, and were captivated by His person and His teaching. They would probably say they didn’t know everything about Him because He was kind of a mysterious figure, but they believed He was the Messiah and had the words of eternal life. And now the ache in the pit of their stomachs was constant as they missed His physical presence and told His story. I could only imagine the mixture of grief and joy of really knowing Jesus at that point.
But there is a fourth set of people that would come later. Jesus said “Because you have seen Me, have you believed? Blessed are they who did not see, and yet believed.” (John 20:29) We are the people who believe and never saw Him, never heard His physical voice, never experienced His hand on our shoulder. But we are blessed. We have heard His voice in our hearts saying “Follow Me.” We have seen His work in transforming our lives and the lives of others through us. We have felt His presence in the midst of pain and joy alike. We believe and therefore are blessed to know Him.
My Story
I’ve heard a lot of sermons about leaving a legacy. It usually comes in the form of “What do you want people to remember about you?” or “What do you want people to put on your tombstone?” or “What will it be like to see the crowd in heaven you ushered into the kingdom?” Actually, in recent years I really don’t care about that. I have been simply aching to see and be with Jesus. He is enough. I know I can’t completely identify with the disciples who were with Him during His earthly ministry. But I can say this, “I want to be with Him, physically. I want to see Him, talk to Him, listen to Him, and above all, worship Him in person.” That’s what I’m looking forward to and the only thing I want to leave behind is my admonition ringing in your ears, “Be like Jesus.”
Our Action Plan
Now it’s time for application. Here’s some ideas;
- Spend some time in contemplation and prayer about the day you stand face to face with Jesus
- Ask someone “What will you do when you meet Jesus face to face?”
- Do a Bible study on how different people have met God and record their acts, emotions, and words
It must have been a sobering situation when the disciples realized they would no longer have physical access to the Son of God until He returns. But just before He left He gave them this promise; “And surely I will be with you till the end of the age.” He is with us, that is certain. But we also long for the day when we will see Him face to face.
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Cuando Él se haya ido – #131
¡Bienvenidos de nuevo! Hoy analizaremos el Evangelio de Juan y reflexionaremos sobre el anuncio de la partida física de Jesús.
Comencemos.
Juan 7:32-36
Cuando los fariseos oyeron a la multitud murmurar estas cosas sobre Jesús, ellos y los principales sacerdotes enviaron guardias para arrestarlo. Jesús les dijo: «Solo un poco más de tiempo estaré con ustedes, y luego iré al que me envió. Me buscarán, pero no me encontrarán; y donde yo estoy, ustedes no pueden venir». Ante esto, los judíos se decían unos a otros: «¿Adónde pretende ir que no lo encontremos? ¿Irá donde los judíos están dispersos entre los griegos y enseñará a los griegos? ¿Qué quiere decir con eso de: “Me buscarán, pero no me encontrarán” y “Donde yo estoy, ustedes no pueden venir”?».
Mis Pensamientos
La declaración de Jesús sobre su partida generó mucha confusión, como mínimo. Claro que tenemos la ventaja de mirar atrás y saber que hablaba de su muerte y, en última instancia, de su ascensión al Padre. Al pensar en quienes entre la multitud escucharon esto, me pregunto cómo se sintieron después de su muerte. Estoy seguro de que aún había confusión sobre lo que les decía en este pasaje, pero su partida era bastante evidente para todos después de la crucifixión y la ascensión.
Puedo imaginar tres grupos de personas: los que se alegraban de su partida o a quienes no les importaba. Los que deseaban haberlo conocido mejor. Y los que lo conocían bien y lamentaban la pérdida de la presencia física de su Maestro y amigo.
El primer grupo se caracteriza por la hostilidad hacia Dios o la ambivalencia. Algunos incluso eran “religiosos” y, sin embargo, cuando Jesús finalmente desapareció, pudieron volver a los mismos rituales que practicaban sin que él se entrometiera en sus asuntos. Para los ambivalentes, la vida como siempre, la muerte de espíritu sin siquiera saber que estaban muertos.
El segundo grupo lucha con el “debería, habría, podría”. Perdieron la oportunidad. La oportunidad de conocer al Mesías en persona se les escapó. Ah, podían decir que lo vieron, lo oyeron enseñar o incluso que expulsó sus demonios, pero ¿realmente lo conocieron? Existe el dolor de saber que se perdieron algo grande, pero ni siquiera se puede describir el inmenso privilegio que habría sido conocerlo realmente.
Y luego está el tercer grupo de personas. Aquellos discípulos que conocieron al verdadero Jesús. Comieron con él, caminaron juntos por caminos polvorientos, durmieron bajo las estrellas, sacudieron el barco tanto literal como figurativamente, y quedaron cautivados por su persona y sus enseñanzas. Probablemente dirían que no lo sabían todo sobre él porque era una figura un tanto misteriosa, pero creían que era el Mesías y tenía palabras de vida eterna. Y ahora, el dolor en la boca del estómago era constante al extrañar su presencia física y contar su historia. Solo podía imaginar la mezcla de dolor y alegría de conocer realmente a Jesús en ese momento.
Pero hay un cuarto grupo de personas que vendría después. Jesús dijo: «Porque me has visto, creíste. Bienaventurados los que no vieron, y creyeron» (Juan 20:29). Somos los que creemos y nunca lo vimos, nunca escuchamos su voz física, nunca sentimos su mano en nuestro hombro. Pero somos bendecidos. Hemos escuchado su voz en nuestros corazones diciendo: «Sígueme». Hemos visto su obra transformando nuestras vidas y las de otros a través de nosotros. Hemos sentido su presencia tanto en medio del dolor como de la alegría. Creemos y, por lo tanto, somos bendecidos al conocerlo.
Mi Historia
He escuchado muchos sermones sobre dejar un legado. Suele ser algo como: “¿Qué quieres que la gente recuerde de ti?”, “¿Qué quieres que pongan en tu lápida?” o “¿Cómo será ver a la multitud en el cielo que llevaste al reino?”. En realidad, en los últimos años eso no me importa. Simplemente anhelo ver y estar con Jesús. Él me basta. Sé que no puedo identificarme del todo con los discípulos que lo acompañaron durante su ministerio terrenal. Pero puedo decir esto: “Quiero estar con Él físicamente. Quiero verlo, hablar con Él, escucharlo y, sobre todo, adorarlo en persona”. Eso es lo que anhelo y lo único que quiero dejarles es mi exhortación resonando en sus oídos: “Sean como Jesús”.
Nuestro Plan de Acción
Ahora es momento de aplicarlo. Aquí tienes algunas ideas:
Dedica un tiempo a la contemplación y la oración sobre el día en que te encuentres cara a cara con Jesús.
Pregúntale a alguien: “¿Qué harás cuando te encuentres cara a cara con Jesús?”.
Haz un estudio bíblico sobre cómo diferentes personas han conocido a Dios y registra sus actos, emociones y palabras.
Debió ser una situación aleccionadora cuando los discípulos se dieron cuenta de que ya no tendrían acceso físico al Hijo de Dios hasta su regreso. Pero justo antes de partir, les hizo esta promesa: “Y ciertamente estaré con vosotros hasta el fin del mundo”. Él está con nosotros, eso es seguro. Pero también anhelamos el día en que lo veamos cara a cara.
Escritura orgánica: sin inteligencia artificial ni edulcorantes añadidos.
Si ve un problema importante en la traducción, envíeme una corrección por correo electrónico a charleswood1@gmail.com
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